jueves, 10 de febrero de 2011

LA SILLERÍA DEL CORO DE LA COLEGIATA DE TORRIJOS (II)

El tallista, mejor dicho, los tallistas del Coro de la Colegiata de Torrijos (porque se ven claramente las manos de, al menos, 3 artistas) diseñan una composición de las tablas muy original, a medio camino entre la estructura geométrica del gótico puro y la totalmente figurativa que inician Bigarny y Berruguete en la Catedral de Toledo.

Los tallistas de Torrijos renuncian a la representación escenográfica de los respaldos y optan por la simbología para comunicar los hechos y las ideas de sus simulacros.

Se han relacionado varios autores con la ejecución de este trabajo, como Rodrigo Alemán, Felipe Bigarny o Juan Millán de Talavera, aunque no hay nada en esta obra que revele la mano de los maestros. El conjunto, desde el punto de vista estructural y decorativo, resulta muy atractivo. Pero su labor escultórica es muy tosca, especialmente si se la compara con las admirables tallas de Rodrigo Alemán o las sobresalientes de Bigarny. En cuanto a Millán, no se conservan sus obras del monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, por lo que no tenemos manera de compararlas.

Existen algunas similitudes con las sillerías de las catedrales de Ciudad Rodrigo y Plasencia (maestro Rodrigo) y del monasterio de Yuste (Cáceres), aunque lo único que podemos decir es que los artistas de Torrijos trabajaron bajo la influencia de estos maestros, reflejando este influjo aunque no su talento.

Toda la iconografía del Coro de la Colegiata recoge un tema escogido al efecto por doña Teresa Enríquez o por el Capellán Mayor en el momento de su contratación. Como sucede desde el Románico, la primera y la última de las representaciones se apartan del tema principal, considerándose como apertura y cierre de la serie. El resto, sigue la secuencia histórica del tema elegido, en este caso, la Pasión.

En cuanto a la estructura de las tablas, podemos diferenciar tres partes: una superior, formada por diferentes arcos (conopiales, medio punto) y enjutas decoradas con motivos vegetales; una zona central, donde se representan las escenas simbólicas mediante un marco a modo de escudo; y una zona inferior, con imágenes de querubines.


La utilización de la heráldica en la simbología del Coro de Torrijos es algo novedoso, diferente a lo que se da en la mayoría de las sillerías de esta época. Representa el escudo con dos llaves en aspa y una cruz, acoladas, y tres rayos ondulados o llamas que salen del escudo hacia fuera.

Extrae su simbología del mismo Evangelio: de las llaves que Jesús entrega a Pedro, haciendo referencia a San Mateo (Mt 16, 18-19): "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

Las dos llaves están dispuestas en forma de cruz de San Andrés. Una es de oro y la otra de plata, con los paletones en alto dirigidos hacia la derecha y la izquierda del escudo. La llave de la derecha, de oro, alude al poder sobre el reino de los cielos. La de plata, a la izquierda, simboliza la autoridad espiritual de Pedro (el Papa) en la tierra. Los paletones están perforados por una cruz, como símbolo religioso.
Dos cordones cuelgan de las empuñaduras: se trata de la unión de los dos poderes, el celestial y el terrenal.

La cruz acolada se asemeja a las que se colocan los obispos detrás de sus escudos, y simboliza el poder de la jerarquía local.

Las llamas que salen del escudo simbolizan el Espíritu Santo, el espíritu de luz, que como un fuego, alumbra nuestro entendimiento y nos hace conocer el misterio de Dios.

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