La Cruz de Mayo
nos ha llegado.
¡Las florecitas
qué hermosas están!
Esta señorita
algo nos dará.
Lirio morado
venga mezclado
con azucena,
con yerbabuena,
verde laurel,
rojo clavel.
Si hay una fiesta tradicional que
muchos de los que hoy nos consideramos “algo mayores” echamos de menos, hace
años para nuestros hijos y ahora para nuestros nietos, ésta es, sin duda las
fiestas de la Cruz de Mayo.
Comenzaban el día 1 de mayo, con
las tradicionales “Cruces” que los más pequeños preparaban con flores y maderas
para pedir de puerta en puerta, mientras cantaban bonitas coplas:
Santos Pastores,
ramos y flores.
La Cruz de Mayo
nos ha llegado.
¡Las florecitas
qué hermosas están!
Esta señorita
algo nos dará.
Al anochecer, el grupo de niños
hacía un recuento de la recaudación que “perra” a “perra”, céntimo a céntimo,
habían conseguido. Así, al domingo siguiente, podían disfrutar de una
inolvidable jornada campestre en “Los Pinos” o en el castillo de Barcience con
las tortillas que sus madres habían realizado.
El día 3 de mayo, “Dies Crucis”
se celebraba la fiesta de la Santa Veracruz de Torrijos, con la misa y
tradicional procesión.
La Cofradía de la Santa Veracruz, la más antigua de
las hermandades de la Semana Santa de Torrijos fue fundada el día 6 de mayo de
1625 en la Parroquia de San Gil. La primera Junta de Gobierno de la hermandad
estaba compuesta por Juan Fernández de Cevallos, como hermano mayor;
Francisco González y Francisco Rodríguez, mayordomos; Pedro Martín, Juan
Pajares, Francisco Fernández Carrión y Juan Muñoz, Hernando López Hermoso,
diputados.
A partir de 1627, se concede Indulgencia Plenaria "a los mismos cofrades, verdaderamente arrepentidos, confesados y habiendo comulgado, que visiten devotamente la referida iglesia (de San Gil) en la festividad dela Invención de la Santa Cruz (3 de mayo),
desde la víspera por la tarde hasta la caída del sol del día de la fiesta, y
rueguen allí por la exaltación de la Santa Madre Iglesia, por la conversión de los
herejes, por la paz, unión y concordia entre los príncipes cristianos, y por la
salud del Romano Pontífice, concedemos INDULGENCIA PLENARIA y la remisión de
todos los pecados".
A partir de 1627, se concede Indulgencia Plenaria "a los mismos cofrades, verdaderamente arrepentidos, confesados y habiendo comulgado, que visiten devotamente la referida iglesia (de San Gil) en la festividad de
No hay comentarios:
Publicar un comentario