Traemos
a estas páginas la nueva recuperación patrimonial que desde la Asociación se ha
promovido: la restauración de la Peana de los Ángeles. De excelente calidad
(barroco, primera mitad del siglo XVII) está atribuida al genial escultor
flamenco, Giraldo de Merlo.
Estos
datos aparecen en la escritura de fianza otorgada en diciembre de 1609 por el platero
toledano Andrés de Salinas, que se constituye en fiador del escultor “Xiraldo
de Merlo” que debía hacer un retablo dorado y estofado, con un trono de ángeles
“a los pies”, para poner la imagen de la Virgen de la Concepción “que está en
la yglesia de San Xil” de Torrijos.
Sabemos
por este documento que Giraldo de Merlo había contratado la obra mediante
escritura, otorgada ante el escribano de Torrijos Antonio del Carpio y fechada
el 16 de diciembre
de 16 09, actuado como representantes de la iglesia el clérigo
Francisco Sánchez de Medina, Pedro López Carrasco y Pedro de Cuenca, todos
ellos vecinos de Torrijos.
El
precio de la obra se había fijado en 2.200 reales, de los que el “sábado” 19 de diciembre de 16 09,
se habían de pagar 1.000 reales, debiéndose abonar el resto cuando estuviera
sentado el conjunto, durante la primera semana de Cuaresma de 1610.
Realizada
en madera de pino, los motivos representados son a base de hojas carnosas y
cabezas de niños.
Las
diferentes piezas de que se compone están ensambladas a caja y espiga.
Tanto
en la base como en la cornisa lleva molduras doradas en oro auténtico con
decoración de bolas.
Su
técnica de realización es en madera tallada dorada, policromada y estofada. Las
cabezas de niños son pintura al óleo. El resto de policromía se realizó al
temple, como es habitual en la técnica del estofado.
El
tratamiento, realizado por el restaurador Germán Pérez Martínez, se comenzó
desarmándola toda, ya que al haber estado con humedad persistente de escombros,
suciedad sobre ella, contacto con el suelo, etc., se habían removido todas las
piezas por perder el adhesivo de cola animal sus propiedades.
Una
vez reforzada la unión entre las piezas se procedió a sentar la policromía y
dorado evitando que tanto una como otra se siguieran desprendiendo de su
soporte madera.
A
continuación se procedió a la limpieza, eliminando los depósitos acumulados
sobre ella en primer lugar, para después mediante limpieza química (con
disolventes seleccionados de diferentes pruebas) ir extrayendo las duras capas
de aceites y barnices aplicadas a lo largo del tiempo sobre las caras de los
niños.
Después
de terminada esta operación se reintegró el material que se había perdido o
desprendido a causa de golpes, roces, etc. Esta fase se ha realizado con resina
epoxi para restauración o con madera de pino.
Se
han cerrado grietas, tapado agujeros y reintegrado alguna moldura que faltaba.
Las
lagunas de volumen una vez reintegrado, así como los desprendimientos de
preparación y dorado se han reintegrado
para evitar que la vista se distraiga sobre ellos al contemplar la obra en una
visión de conjunto.
En
la cornisa superior se ha respetado el desgaste y pérdida de dorado, puesto que
afecta a la mayor parte de esa zona. En estos casos que las pérdidas superan un
tanto por ciento elevado, una vez limpia, saneada y barnizada, se deja a la
vista el paso del tiempo sobre ella. Al fin y al cabo, en escultura lo
primordial es el volumen, como en pintura el color.
Finalmente
se ha barnizado con resina acrílica en dos manos, resaltando de esta manera los
tonos originales.
Por último se reintegró la policromía allí donde faltaba.
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