“Es La Historia madre de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso del presente, advertencia de lo porvenir”. (Miguel de Cervantes)
Evocar los hechos más relevantes de la Historia de un pueblo contribuye, fundamentalmente, a la recuperación esencial de su identidad.
Nuestra Historia, la Historia de España, es rica en acontecimientos gloriosos que a todos los españoles nos llenan de sano orgullo. Mas, no hay luces sin sombras…, valga como ejemplo ilustrativo de tal aserto el reinado del controvertido monarca don Pedro I “el Cruel”, para unos, o don Pedro I “el Justiciero, para otros; para todos aquellos que vindicamos su figura política, militar y humana, huyendo de la parcial “Crónica” del Canciller López de Ayala, un tránsfuga de la época que no dudó en traicionar a su verdadero Rey y Señor.
Precisamente, las Jornadas Medievales que, en su XI Edición, estamos celebrando durante los días 3,4 y 5 de junio de 2016, se fundamentan, principalmente, en documentos básicos de singular importancia para Torrijos y los torrijeños, los capítulos III, IV y V, del año 1353, recogidos en la mencionada obra de don Pedro López de Ayala, en la que, entre otros acontecimientos, se recogen, muy especialmente, los festejos celebrados en esta villa con motivo del nacimiento de su primogénita, la princesita Beatriz, habida de sus amores con la bellísima doña María de Padilla.
Permítasenos transcribir el Capítulo III de la “Crónica” que argumenta la recreación histórica:
“Después desto partió el rey de Córdoba, é vino para tierra de Toledo, é estovo algunos días en un su lugar que llaman TORRIJOS , á cinco leguas de Toledo. É fizo el rey facer allí un torneo, é entró en él y fue ferido en la mano derecha de una punta de espada, en guisa que estaba en grand peligro, que le non podían tomar la sangre: é estovo allí fasta que sanó. É otrosí, ya sabía el rey cómo el obispo e Burgos, don Juan de las Roelas, é don Alvar Garcia de Albornoz, que él había enviado por mensajeros al rey don Juan de Francia á le demandar que le diese por muger á doña Blanca, su sobrina, fija del duque de Borbón, ya venían é traían la dicha doña Blanca, é que enviaba el rey de Francia con ella al vizconde de Narbona, é otros grades caballeros de Francia, é que eran ya en Castilla, é que llegaran a Valladolid, dó estaba la reina doña María su madre del dicho rey don Pedro, lunes é veinte é cinco de febrero deste año. É el rey tenía entonces consigo en Torrijos a doña María de Padilla, que la había tomado en la villa de Sant Fagund quuando iba sobre Gijón, segund dicho habemos. É el rey amaba mucho a la dicha doña María de Padilla que no había voluntad de casar son la dicha doña Blanca de Borbón su esposa; ca sabed que era doña María muy fermosa, é de buen entendimiento, é pequeña de cuerpo”.
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