martes, 30 de marzo de 2010

HERMANDAD DE MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES


Vamos a salirnos del orden cronológico establecido para la descripción de las cofradías y hermandades que salen a la calles de Torrijos en la Semana Santa para descubrir la nueva Hermandad de María Santísima de los Dolores.

Hoy, Martes Santo, queríamos hacerles mención ya que será la primera vez que la ya hermandad procesiona con la Virgen por Torrijos, pues el pasado 22 de julio de 2009 fue reconocida como tal por el Arzobispo de Toledo.

Aunque no tenemos noticias de que llegara a fundarse como hermandad, tenemos noticias de la devoción hacia Ntra. Sra. de los Siete Dolores desde 1716, imagen que se encontraba a los pies de la Santa Cruz, en su retablo de la Capilla de la Virgen del Rosario de la antigua parroquia de San Gil.

Con el traslado de las imágenes y objetos sagrados desde la parroquia de San Gil hasta la iglesia del Santísimo Sacramento permaneció en un lateral de la capilla de San Gil hasta su definitiva situación de la capilla de la Concepción de la misma iglesia.

En tiempos del Beato Liberio se impulsó la solemnidad de su fiesta, el Viernes previo a la Semana Santa, Viernes de Dolores, anticipo de las grandes celebraciones de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Pero gracias a la devoción y entusiasmo de un grupo de jóvenes de esta Parroquia surgió la idea de sacar en procesión el Martes Santo la imagen de la Virgen de los Dolores para honrarla.

Fue el año 2004 cuando la imagen vuelve a recorrer las calles de la Villa de Torrijos a los hombros de jóvenes, rezando los Siete Dolores y cantando la Salve en la Casa de los Esclavos de María y de los Pobres.

Año tras año se ha conseguido solemnizar esta celebración, añadiendo actos en honor de la Virgen: en el 2005 se celebró por primera vez el Triduo a la Virgen en los días previos al Viernes de Dolores, y estrenó saya y manto nuevos. Además, como el trono se sacaba a hombros, se formó un grupo de anderos más o menos grande, que fue aumentando cada año hasta llegar a 54 personas en 2008.

En 2006 se estrenó un estandarte para la procesión y en 2007 la cruz de guía con el lema: “A Jesús por María”, pequeña frase que resume el objetivo principal de esta futura hermandad: querer y seguir a Jesús cada día más, caminando de la mano de su Madre, de nuestra Madre.

En 2008 se ha restaurado de la peana de la Virgen, el paso ha estrenado una campana para que el capataz llame a los anderos, así como el arreglo de la pared y el banco del retablo de su capilla.

El 22 de julio de 2009 fue erigida canónicamente por el Arzobispo Primado de España, aprobándose sus estatutos.

Este año 2010 estrenan trono para la procesión del Martes Santo, donde María Santísima de los Dolores brillará en la noche torrijeña.

domingo, 28 de marzo de 2010

HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SANGRE


Fecha fundacional: 15 de Mayo de 1711.

Es la siguiente hermandad por antigüedad en la Semana Santa torrijeña.

Fueron sus fundadores los vecinos de Torrijos D. Juan Carrillo y D. Isidro Pérez del Moral, siendo su primer capellán el Ldo. D. Juan Pérez del Moral, hermano del anterior. La hermandad se puso bajo la advocación de “Cofradía de Esclavos y Esclavas del Santísimo Cristo de la Sangre”.

Siempre ha tenido su sede en la capilla del Hospital de la Santísima Trinidad y estuvo vinculada, inicialmente, a la “Santa Hermandad y Cofradía de la Preciosa Sangre de Nuestro Maestro y Redentor Jesucristo”.

La imagen titular del Santísimo Cristo de la Sangre, que se veneraba en la Capilla de los Cebreros (en la actualidad de Ntra. Sra. de la Soledad) antes de su ubicación definitiva en el camarín barroco del siglo XVIII, procede de Michoacán (Nueva España-México). Fue donada por el torrijeño Francisco de Cebreros a la citada cofradía con sede en el hospital fundado por doña Teresa Enríquez.

Además de su fiesta principal, el 19 de mayo, la celebración religiosa de mayor relieve era la del Jueves Santo. Todos los hermanos, a toque de campana, tenían la ineludible obligación de asistir a la capilla del Santísimo Cristo para confesar y escuchar una plática preparatoria para la Comunión. Después, con la imagen del Cristo al frente, marchaban todos en procesión hasta la iglesia parroquial de San Gil, donde era oficiada una misa rezada en la que recibían la Sagrada Comunión. “Y acabada, volverán con dicho estandarte y crucifixo al dicho hospital” (Cap. 23º).

Muestra del espíritu de caridad y arrepentimiento propio de estas fiestas penitenciales son las recomendaciones contenidas en el capítulo 24º: “Ytem. ordenamos y mandamos que si algunos de nuestros hermanos estuvieren enemistados, que el Rector y Oficiales tengan cuidado de los hacer amigos, porque no es justo que para este santo día haya alguno que esté en pecado mortal...”.

La solemne procesión conocida como “La Disciplina” tenía lugar por la noche. Al igual que por la mañana, el estandarte y la imagen del Cristo de la Sangre salían en procesión por las calles de Torrijos. Se rogaba encarecidamente a todos los hermanos que, además de ir en la procesión con las correspondientes túnicas blancas y velas encendidas, dieran muestras de dolor, y lo hicieran con el mayor orden posible. Les deberían dar “las doce de la noche en el camino” para que ganaran las indulgencias de esa noche.

Al día siguiente, Viernes Santo, después del sermón de la Soledad de Nuestra Señora, procesionaba la hermandad con las imágenes del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Era la Procesión del Silencio por antonomasia, en la que no se admitían los excesos disciplinarios del día anterior.

miércoles, 24 de marzo de 2010

HERMANDAD DE LA SANTA VERACRUZ Y NTRO. PADRE JESÚS AMARRADO A LA COLUMNA


Fecha Fundacional: 6 de Mayo de 1625

La Semana Santa, tal y como la conocemos hoy, comenzó a moldearse en España desde finales de la Edad Media. Los principales artífices de la organización de las procesiones fueron las cofradías, especialmente las de la Vera Cruz, existentes en multitud de localidades.

Sus raíces deben buscarse en el culto a la Santa Cruz, a partir de su milagroso hallazgo por parte de Santa Elena el 14 de Septiembre del año 320. En España, el leccionario de Silos, hacia el 650, incluye el 3 de Mayo el “dies Crucis”. La reliquia más antigua y de mayores proporciones que se conserva en nuestros días es la del monasterio de Santo Toribio de Liébana. Ésta pudo ser traída de Jerusalén en el año 444 por santo Toribio de Liébana, obispo de Astorga.

La primera cofradía de la Santísima Cruz es la del citado monasterio, fundada conjuntamente por los obispos Juan de León, Raimundo de Palencia, Rodrigo de Oviedo y Marino de Burgos, entre mayo y septiembre de 1181.

En Torrijos, la cofradía de la Santa Cruz se funda el 6 de Mayo de 1625, con sede en la parroquia de San Gil, “estatuimos y ordenamos y tenemos por bien fundar una hermandad de la Santísima Cruz de Ntro. Sr. Jesucristo, y queremos de aquí en adelante llamarnos sus esclavos, y que nuestra hermandad sea y se nombre de los esclavos de la Santísima Cruz, y para su honra y gloria y provecho de nuestras ánimas”.

Dos años después, concretamente el 15 de Mayo de 1627 (Idus Maii) la cofradía de la Santa Cruz recibió la confirmación de su fundación a través de una bula del Papa Urbano VIII, y que aún se conserva en el archivo de la parroquia.

En el año 1688, D. Francisco de Torres, en nombre de los mayordomos y cofrades de la cofradía de la Santa Cruz “que se celebra en la parroquial de San Gil de la Villa de Torrijos” pide al Cardenal Arzobispo de Toledo permiso para celebrar la fiesta “principal que hace dha. cofradía, que es a tres de Mayo para que en dicha festividad esté patente Ntro. Sr. Sacramentado y acudan los fieles con más fervor”.

En 1769, los hermanos de la cofradía de la Santa Veracruz, D. Manuel Alfonso de Alía, prbt., D. Salvador Ortiz de Otañez, prbt., Basilio de Alía, D. José de Espinosa, Andrés Díaz, Francisco López, Nicolás Florido, Gargencio Díaz, Miguel Rojo, D. Pedro López Lázaro Lucas, Manuel Nombela, Santos Bullido, Juan Díaz, María de las Casas, Leandro de Hervás, D. Mario Delgado, Lucas López, Miguel Vallés, Isidro Vallés, Ignacio Molina, Felipe Castellano, Antonio del Olmo, Alfonso de la Paz, José de Parra, José de Alba, Juan Corral, Manuel Serrano, Pedro Rodríguez, Tomás Rodríguez, Manuel López “herrero”, Manuel Fernández Zamora, Julian Vázquez, Manuel del Río, José Palomo, Juan Palomo, Juan López, Pedro Castaño, Bartolomé de la Fuente, y Juan Álvarez, otorgan poder ante Juan Francisco de Molina para presentar las nuevas ordenanzas en el Consejo de la Gobernación de Toledo.

Presentadas en Toledo, el 25 de Febrero de 1769 piden al cura de la parroquia de San Gil que mande su informe para recabar más información. Esto se produce el 2 de Marzo de 1769, en el dice que “no hallo ningún inconveniente siendo del agrado de V.E. en su aprobación”. El Cardenal Luís Fernández de Córdoba, Arzobispo de Toledo, las aprueba en forma ordinaria el 8 de Marzo de 1769.

La cofradía se extingue a raíz de la promulgación de la Real Orden de Carlos III de 17 de Marzo de 1784, por no tener autorización real o administrativa, aunque se siguen tomando cuentas de su patrimonio hasta la promulgación de la Real Orden de 19 de Septiembre de 1798, por la que las cofradías se vieron obligadas a vender sus bienes.

Después de casi 70 años sin dar culto a la Santa Cruz, su imagen titular, la cofradía se refunda el 22 de Abril de 1866. Es por tanto la primera cofradía en ser refundada después de los duros años en que se vieron despojadas de todos sus bienes y rentas.

A partir de esta fecha encontramos un absoluto silencio tanto en documentos como en acontecimientos históricos de esta cofradía, quizás por la desaparición de sus libros antiguos.

La siguiente noticia la encontramos 62 años después, en 1928, en el Almanaque Parroquial elaborado por D. Liberio González, en la que estaba presidida por D. Manuel de la Iglesia, contando con 79 hermanos.

A finales de ese mismo año, concretamente el 18 de Noviembre, se reunió la Junta Directiva formada por el presidente: D. Manuel de la Iglesia, vicepresidente D. Sabas Díaz, secretario: D. Vicente Miranda, tesorero: D. Daniel de la Torre y los vocales D. Román Díaz, D. Domingo Agudo y D. Elías Rivera para redactar unos estatutos que serían los que darían mayor estabilidad en el gobierno y en el régimen interno de los hermanos.

Partían de la base de que todos los que formaban parte de la Hermandad eran Católicos y hermanos, prestándose su auxilio en los momentos que se necesitaran, bien en ayuda material, económica o moral.

Los estatutos, después de ser aprobados por la mayoría de sus 85 hermanos, fueron enviados al Arzobispado de Toledo para su aprobación, que se produjo el 23 de Abril de 1929. Días después, el 19 de Mayo, se da el visto bueno a los estatutos por el Gobernador Civil de la provincia, según lo dispuesto en la Ley de 30 de Junio de 1887.

Los hermanos de esta hermandad vistieron, por primera vez, sus túnicas blancas, el Jueves Santo de 1946, siendo presidente don Alfredo Carrasco y secretario, don Melanio Rivera Sánchez (“tío Melano”).

La carroza procesional se estrenó en 1971, siendo presidente don Antonio Carrasco.

El Jueves Santo de 1988, la hermandad estrena la actual indumentaria, siendo presidente don Ángel Barrio.

En 1989, esta hermandad impulsó el diseño de los primeros carteles anunciadores de la Semana Santa de Torrijos.

El Miércoles Santo de los años 1989, 1990 y 1991, esta hermandad tuvo a su cargo la procesión en el barrio de “Las Colonias”, del Santo Cristo de Jesús de Medinaceli.

El 1 de mayo de 1993 se restaura la festividad de “La Cruz de Mayo”, con su correspondiente procesión presidida por el paso de la Santa Vera Cruz. Esta procesión no se celebraba desde el año 1936.

En 1997, se restaura la antigua imagen barroca, de finales del siglo XVII, de Jesús Amarrado a la Columna (“El Amarrao”), que viene a sustituir a la anterior de cartón y escayola muy deteriorada. Se da la curiosa circunstancia de que a la actual talla le fueron “incorporadas” unas manos algo desproporcionadas.

Han presidido esta hermandad: D. Alfredo Carrasco, D. Antonio Carrasco, D. Inocencio Frías, D. Antonio González Gómez, D. Julián Barajas. Desde 1989, la preside D. Ángel Barrio.

sábado, 13 de marzo de 2010

NUESTRA SEMANA SANTA


Dentro de pocos días dará comienzo la Semana Santa en Torrijos, donde las cofradías han tomado un protagonismo casi único. En ellas se rememora la Pasión y Muerte de Cristo por medio de una penitencia pública, elementos constitutivos de este tipo de cofradías en su aparición durante el primer cuarto del siglo XVI.

En aquella época tan lejana para Torrijos, el Jueves Santo por la mañana se celebraba la Misa en la parroquia de San Gil, donde se repartía la comunión. Por la tarde en el Hospital de la Trinidad el sermón del mandato, en la que se procedía a lavar los pies a doce personas. Ya por la noche, después de las Tinieblas, se celebraba la procesión de disciplina, todos con túnicas blancas, cirios encendidos y las imágenes de Cristo.

El Viernes Santo era día de luto. No se celebraba la Eucaristía, no se daba la paz en los Oficios Litúrgicos, se comulgaba lo consagrado el día anterior, el color litúrgico era el negro, rigurosamente negro, no se tocaban los instrumentos musicales en las ceremonias, los Oficios comenzaban en riguroso silencio, de rodillas todos los fieles y postrados los celebrantes ante el altar… Por la tarde se rezaba el sermón de la Soledad de Nuestra Señora y después tenía lugar la procesión con las imágenes del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad.

El Sábado Santo al anochecer, desde la parroquia de San Gil, salía en procesión la imagen de la Virgen de la Concepción hasta la Colegiata, donde se celebraba una misa. Durante la ceremonia se bendecía el cirio, se descubría el retablo mayor (tapado desde el Jueves) y se cantaba el Gloria in excelsis con el sonido del órgano y el toque de todas las campanas.

La Pascua de Resurrección, que es la fiesta mayor de la Cristiandad, se celebraba ese día y los dos siguientes con toda solemnidad. Después de maitines, a media noche, se realizaba una procesión por el interior de la Colegiata con la imagen enlutada de Ntra. Sra. de la Concepción. Salía detrás el Santísimo Sacramento, bajo palio, con tres paradas en los mismos altares que se colocaban para dicha celebración. En cada estación se tocaba el órgano y se decía un motete, al que respondía el coro con el Aleluya. En el momento del encuentro se descubría la Virgen del traje negro para continuar con la procesión dentro de la iglesia.

De esta manera tan singular se celebraba en nuestro pueblo la Semana Santa. En la actualidad, con unos ritos y procesiones muy similares a las de entonces, podemos encontrar varias cofradías de Semana Santa, además de varios movimientos asociativos para su futura incorporación a este nutrido grupo de hermandades, que iremos desgranando poco a poco.